martes, 9 de marzo de 2010

Welcome to Feudolandia


Lamentablemente, vivimos en el país de los subsidios. En un país gobernado por un séquito de ladrones que mantienen un viejo sistema clientelista y corrosivo , enquistado en nuestra sociedad y llevando a su economía, cultura y sociedad al mismo precipicio, esperando que alguien con un poco más de coraje se anime a lanzarnos al demonio. No solo entraremos en el maldito círculo vicioso que nos otorga la nada apreciable calificación de " PAÍS PENDULAR", sino que las prácticas actuales perpetúan a los malos y seducen y corrompen a los buenos.
Tendremos que esperar a otro "mesías" que nos va a salvar del desastre causado por el anterior inepto y corrupto. Y así infinitamente.
Hace falta valentía, porque sino ... como podemos erradicar un sistema clientelista como el actual? Literalmente una fábrica de pobres. Pobres que ven el camino fácil porque así se les enseñó; lo cual genera que quienes no elegimos ese camino, sino el del trabajo diario y duro, sintamos una profunda sensación de descontento ante nuestro habitual desempeño, sensación generada por un choque de mentalidades: la de nuestros padres y abuelos,basada en el trabajo y la satisfacción cotidiana, y las de los que se acostumbran a que el Estado los mantenga.

Hace falta inteligencia, porque reestructurar un país de cero, es una semi-utopía digna de Sarmiento,Alberdi o Moreno.

Hace falta prudencia, como querría el maestro de Florencia, prudencia para trastocar el estado de las cosas sin que se nos vuelva en contra.

Finalmente, una manifestación de deseo:

Basta de impuestos regresivos, que la plata se quede adonde se genera.

Basta de desalentar la iniciativa, la producción y la confianza en el país.

Basta de decisiones unilaterales, porque empobrecen la creencia en las instituciones y el país.

Basta de jugarse a todo o nada las decisiones a tomar, está el país detrás de un capricho.

Basta de gastar nuestro trabajo cotidiano en mantener a pobres y necesitados para que actúen a las ordenes del poder pingüino.

Basta de subsidios clientelistas, sino, que democracia es posible?

viernes, 4 de diciembre de 2009

La inseguridad... el mal de moda?


Ahora resulta que todos los medios se cansan de hacer eco de la inseguridad. Lejos de negar el problema, su enfoque está siendo tratado de una manera muy banal. No sólo por quienes lo dan a conocer, conductores y periodistas que se deberían dedicar a su verdadera función, que es entretener; sino por el enfoque superficial que se hace del asunto, un enfoque que no llega siquiera a ver la punta del iceberg. Y lo que es más triste, el público acepta las opiniones sin digerir, sin poner el mínimo funcionamiento racional crítico.

La inseguridad NO ES el principal problema de la Argentina. Es una consecuencia de una sociedad altamente polarizada, de un resquebrajamiento social producto de malas políticas que nos llevaron a un debilitamiento institucional y económico. Además, la clase media argentina, su sector más mediocre e hipócrita,ha contribuido a la exclusión social de una gran parte de la sociedad. Es la misma clase media que pone el grito en el cielo con la inseguridad pero cuando contrata empleados para que le cuiden el Kiosko, dificilmente elijan a un morochito.

La inseguridad no se resuelve con más policías en la calle. Aquellos que piensan eso, o son obtusos, o responden a intereses claramente contrarios a la cohesión social. La inversión en seguridad, es necesaria, sea en policías, equipamiento, patrullas, cámaras,etc. Pero está lejos de resolver el fondo del asunto. Y si no miren a los países nórdicos, que no hay inseguridad y muy pocos efectivos.

La inseguridad va a desaparecer cuando desaparezcan las causas que la generan. Pero además, la alteridad tiene que ser el Norte a seguir.No es una cuestión de ideologías, de las cuales desconfío muchísimo, sino de sentido común. Si integramos al otro, nos preocupamos por él, es la actitud más racional que podamos adoptar. Aún por propio egoísmo, debemos integrar al otro. Porque si no estamos todos bien, no está bien nadie. Y eso ahora se está notando.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Tener ojo


La realidad es una urgencia. No debemos dejar de atenderla si queremos sobrevivir a ella. Pero también es una oportunidad, y una excelente fuente de conocimiento. Si nos remitimos únicamente a libros, teoremas, fórmulas universalmente válidas sin distinción de circunstancias, tiempo o lugar, estamos condenados al más decadente fracaso. Los dogmas no tienen límites, se reproducen y eternizan llevando consigo lo bueno que supieron traer pero también lo malo. Y el tiempo es el encargado de que se vuelven insoportables, estériles, improductivos, caóticos.
Por eso mismo, no importa que cambiemos de forma de pensar, no importa que nos hallemos en una contradicción, si esa contradicción nos permite empaparnos de la realidad, y superarnos, y superar el futuro.
Maquiavelo lo tenía presente. Tan presente que basó sus certeras teorías en lo empírico. De hecho, fue un adelantado de su época que rompió con los parámetros establecidos y ofreció un rincón del escenario que ninguno antes había descubierto. Si hacemos analogía con la película Matrix, Maquiavelo propuso que seamos Neos que nos sumerjamos en la Matrix, y trastoquemos una construcción imperante. Es una revolución, en el buen sentido de la palabra. Aunque la concretización de la misma depende de su recepción por nuestras neuronas.
Teniendo esto en cuenta, quienes diseñan las políticas públicas deberían guiarse por el siguiente método. Preguntarse :

1) Es útil?

2) Es necesario?

3) Es factible?

4) Es conveniente?

5) Es estable?

6) Es racional?

Si lo es, aún a riesgo de equivocarse en el análisis, el camino es el correcto.
Si no lo es, estamos ante dogmas o ideologías que seguirán eternizándose, dando batalla hasta que se adquiera conciencia de su dañosidad. Hasta ese entonces, habrá que tener ojo.

sábado, 10 de octubre de 2009

Una nueva forma de gobierno: de la imposición al consenso.

Está claro, aún para los mas obtusos y testarudos, que comienza una renovación del poder. Las elecciones de Junio fueron una concretización de síntomas que se manifestaron con anterioridad , siendo el mas conocido de éstos el gran malestar civil por la política de retenciones.

Ahora bien, sea cual sea el signo político que detentará el poder proximamente, deberá realizar un cambio en la manera de gobernar, para que haya tanto estabilidad y fortaleza institucional ( principalmente de la mano de la legitimidad ciudadana) como también crecimiento genuino y desarrollo económico armónico.

En primer lugar, gobernar con consenso. Aún teniendo mayoría parlamentaria y poder político, es menester atender a las necesidades de quienes se verán afectados por tales medidas, contruyendo una potencial democracia participativa, teniendo como norte el menor sacrificio posible y el mayor bienestar social. No es un papel menor el de la oposición, que deberá colaborar en todas aquellas medidas que sean atinentes a dicho bienestar, sin interponer intereses partidarios o individuales. Respetando las reglas de juego de la democracia, las únicas diferencias radicarán en el plano de las ideas. Que es como debe ser.

En segundo lugar, fomentar un federalismo de concertación, tal como lo había empezado uno de los mas grandes estadistas argentinos, Arturo Frondizi. Este federalismo respetará las necesidades propias de las provincias,las cuales a su vez deberán hacerlo con respecto a los entes públicos menores,como municipios y comunas. Asi también, será necesario reemplazar un sistema de coparticipación como el actual, que responde a necesidades de caja del gobierno nacional, favoreciendo el clientelismo con el trabajo de millones de argentinos.

En tercer lugar, una política exterior independiente y racional, dejando las pasiones de lado, atendiendo a las necesidades del país sin resignar nuestro derecho como país libre y soberano.

Por último, y no menos importante, un gobierno que se dedique a eso, a gobernar, y no a construir poder. Al menos, no abusiva y alevosamente, como hemos sido testigos. Bien dijo Maquiavelo "aquel que deja lo que se hace por lo que se debería hacer conserva más su ruina que su preservación". Leyendo en el contexto, en un gobierno con legitimidad y consenso como el que pretendemos, no sería esto necesario. La decisión mas racional pasa siempre por la elección del mal menor. Y en este caso, sabemos que el consenso es el mal menor. Nuestros vecinos parecen haberlo entendido mejor que nosotros.

lunes, 5 de octubre de 2009

Metas


No está mal soñar de vez en cuando. Divagar, ilusionarse, tener esperanzas. Y mucho menos, si para materializar los deseos sólo necesitamos fe y un poco de voluntad. Creo que éste es el caso.

Con un panorama pesimista cual el de un gobierno que sin legitimidad aprovecha el poder restante para seguir dañando y satisfaciendo sus caprichos, donde el caos de piquetes, huelga de empleados de Terrabusi, niveles alarmantes de pobreza e indigencia ocultos, me puse a pensar en cuanto tiempo necesitaríamos para alcanzar todo nuestro potencial como país. Reflexionando un poco, llegué a la conclusión que el tiempo en definitiva no importa. No, no preguntemos cuanto falta , sino si estamos en la senda correcta. Que mientras sepamos que estamos trabajando por el mañana, tengamos un mínimo necesario de conciencia ciudadana y republicana, y nuestros representantes no sean más que dignos expositores de dicha conciencia, no hay meta que no podamos alcanzar.

Miremos nomás a nuestros vecinos. Brasil, Chile, Uruguay, ninguno de ellos ha logrado el desarrollo pleno de sus potencialidades. Sin embargo ( y hoy se ve claramente con la designacion de Rio como sede de Juegos Olímpicos) Brasil está a punto de ser la potencia del cono sur. Uruguay y Chile no se quedan atrás. Basta cruzar la frontera argentino-chilena para ver la diferencia tán solo en sus rutas. Y con respecto a Uruguay, la importancia que se le da a la educación y alfabetización digital es algo de lo que deberíamos imitar.

Es una cuestión que lleva su tiempo, pero ánimo que sucederá . Sucederá cuando la clase política, en su conjunto, comprenda la importancia de la institucionalidad como condición sine qua non para avanzar, y se comprometa a renunciar al uso y beneficio de medios lacras para obtener y mantener poder. Cuando el sector empresarial deje de buscar la ganancia fácil y espuria para producir por su propio bien y el del país, sin depender del dinero público sino de su propia inventiva y capacidad. Cuando la sociedad renuncie al facilismo intelectual y moral, y de lugar a una sociedad que mire a largo plazo el interés colectivo, y a una una íntima relación entre las normas y su propia observancia .

Es hora de empezar a andar el camino. Para que los sueños sean menos fantasía. Para que estemos más cerca de nuestras metas, que no importa si efectivamente las alcanzamos: importa que las tengamos clara.
free counters

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El Estado, el Bien sobre la Tierra.

Sostenida por quienes están actualmente en el poder, y por sus ingenuos seguidores,la arcaica y vetusta concepción de que toda intervención estatal es positiva para la comunidad toda, parece estar cobrando fuerza en cerebros pocos críticos.

El estado, como ente corporativo, parece no haber abandonado su carácter divino, tal cual era concebido en tiempos lejanos. No, por el contrario, parece que para los estatistas, no hay excesiva intervención, sencillamente porque el Estado nunca obra de más. El estado es , al final de cuentas , la sociedad entera y sus actos no son nunca contrarios al interés de esta.

Ingenuamente, muchos de quienes sostienen esto desconocen que bajo esa misma concepción se justificaron episodios gravísimos, en nuestro país, y en el mundo entero. En nuestro país, ejemplo paradigmático, el terrorismo de Estado. A nivel mundial, hay muchos, pero uno de los más contundentes ha sido el Tercer Reich. El estado alemán, decían sus partidarios, siempre actúa para proteger a la laboriosa y superior raza germana de la vil opresión sionista.

Bien decía Alberdi, " la omnipresencia del Estado es la negación de la libertad individual". La realidad es que las experiencias que los argentinos hemos tenido con estados absolutos, o semi-absolutos no han sido positivas. Paradójicamente, es de remarcar el hecho de que aún luego de la crisis del 2001 con un Estado hecho trizas, la Argentina haya salido a flote gracias al esfuerzo de miles de productores que poniendo el hombro, no se resignaron a perderse en el pesimismo colectivo.

Será eso lo que les cuesta entender a quienes torpemente apoyan aquellas medidas que benefician a unos pocos , bajo el pretexto de ser naturales ramificaciones del bondadoso árbol del Estado.