lunes, 30 de noviembre de 2009

Tener ojo


La realidad es una urgencia. No debemos dejar de atenderla si queremos sobrevivir a ella. Pero también es una oportunidad, y una excelente fuente de conocimiento. Si nos remitimos únicamente a libros, teoremas, fórmulas universalmente válidas sin distinción de circunstancias, tiempo o lugar, estamos condenados al más decadente fracaso. Los dogmas no tienen límites, se reproducen y eternizan llevando consigo lo bueno que supieron traer pero también lo malo. Y el tiempo es el encargado de que se vuelven insoportables, estériles, improductivos, caóticos.
Por eso mismo, no importa que cambiemos de forma de pensar, no importa que nos hallemos en una contradicción, si esa contradicción nos permite empaparnos de la realidad, y superarnos, y superar el futuro.
Maquiavelo lo tenía presente. Tan presente que basó sus certeras teorías en lo empírico. De hecho, fue un adelantado de su época que rompió con los parámetros establecidos y ofreció un rincón del escenario que ninguno antes había descubierto. Si hacemos analogía con la película Matrix, Maquiavelo propuso que seamos Neos que nos sumerjamos en la Matrix, y trastoquemos una construcción imperante. Es una revolución, en el buen sentido de la palabra. Aunque la concretización de la misma depende de su recepción por nuestras neuronas.
Teniendo esto en cuenta, quienes diseñan las políticas públicas deberían guiarse por el siguiente método. Preguntarse :

1) Es útil?

2) Es necesario?

3) Es factible?

4) Es conveniente?

5) Es estable?

6) Es racional?

Si lo es, aún a riesgo de equivocarse en el análisis, el camino es el correcto.
Si no lo es, estamos ante dogmas o ideologías que seguirán eternizándose, dando batalla hasta que se adquiera conciencia de su dañosidad. Hasta ese entonces, habrá que tener ojo.