viernes, 4 de diciembre de 2009

La inseguridad... el mal de moda?


Ahora resulta que todos los medios se cansan de hacer eco de la inseguridad. Lejos de negar el problema, su enfoque está siendo tratado de una manera muy banal. No sólo por quienes lo dan a conocer, conductores y periodistas que se deberían dedicar a su verdadera función, que es entretener; sino por el enfoque superficial que se hace del asunto, un enfoque que no llega siquiera a ver la punta del iceberg. Y lo que es más triste, el público acepta las opiniones sin digerir, sin poner el mínimo funcionamiento racional crítico.

La inseguridad NO ES el principal problema de la Argentina. Es una consecuencia de una sociedad altamente polarizada, de un resquebrajamiento social producto de malas políticas que nos llevaron a un debilitamiento institucional y económico. Además, la clase media argentina, su sector más mediocre e hipócrita,ha contribuido a la exclusión social de una gran parte de la sociedad. Es la misma clase media que pone el grito en el cielo con la inseguridad pero cuando contrata empleados para que le cuiden el Kiosko, dificilmente elijan a un morochito.

La inseguridad no se resuelve con más policías en la calle. Aquellos que piensan eso, o son obtusos, o responden a intereses claramente contrarios a la cohesión social. La inversión en seguridad, es necesaria, sea en policías, equipamiento, patrullas, cámaras,etc. Pero está lejos de resolver el fondo del asunto. Y si no miren a los países nórdicos, que no hay inseguridad y muy pocos efectivos.

La inseguridad va a desaparecer cuando desaparezcan las causas que la generan. Pero además, la alteridad tiene que ser el Norte a seguir.No es una cuestión de ideologías, de las cuales desconfío muchísimo, sino de sentido común. Si integramos al otro, nos preocupamos por él, es la actitud más racional que podamos adoptar. Aún por propio egoísmo, debemos integrar al otro. Porque si no estamos todos bien, no está bien nadie. Y eso ahora se está notando.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Tener ojo


La realidad es una urgencia. No debemos dejar de atenderla si queremos sobrevivir a ella. Pero también es una oportunidad, y una excelente fuente de conocimiento. Si nos remitimos únicamente a libros, teoremas, fórmulas universalmente válidas sin distinción de circunstancias, tiempo o lugar, estamos condenados al más decadente fracaso. Los dogmas no tienen límites, se reproducen y eternizan llevando consigo lo bueno que supieron traer pero también lo malo. Y el tiempo es el encargado de que se vuelven insoportables, estériles, improductivos, caóticos.
Por eso mismo, no importa que cambiemos de forma de pensar, no importa que nos hallemos en una contradicción, si esa contradicción nos permite empaparnos de la realidad, y superarnos, y superar el futuro.
Maquiavelo lo tenía presente. Tan presente que basó sus certeras teorías en lo empírico. De hecho, fue un adelantado de su época que rompió con los parámetros establecidos y ofreció un rincón del escenario que ninguno antes había descubierto. Si hacemos analogía con la película Matrix, Maquiavelo propuso que seamos Neos que nos sumerjamos en la Matrix, y trastoquemos una construcción imperante. Es una revolución, en el buen sentido de la palabra. Aunque la concretización de la misma depende de su recepción por nuestras neuronas.
Teniendo esto en cuenta, quienes diseñan las políticas públicas deberían guiarse por el siguiente método. Preguntarse :

1) Es útil?

2) Es necesario?

3) Es factible?

4) Es conveniente?

5) Es estable?

6) Es racional?

Si lo es, aún a riesgo de equivocarse en el análisis, el camino es el correcto.
Si no lo es, estamos ante dogmas o ideologías que seguirán eternizándose, dando batalla hasta que se adquiera conciencia de su dañosidad. Hasta ese entonces, habrá que tener ojo.

sábado, 10 de octubre de 2009

Una nueva forma de gobierno: de la imposición al consenso.

Está claro, aún para los mas obtusos y testarudos, que comienza una renovación del poder. Las elecciones de Junio fueron una concretización de síntomas que se manifestaron con anterioridad , siendo el mas conocido de éstos el gran malestar civil por la política de retenciones.

Ahora bien, sea cual sea el signo político que detentará el poder proximamente, deberá realizar un cambio en la manera de gobernar, para que haya tanto estabilidad y fortaleza institucional ( principalmente de la mano de la legitimidad ciudadana) como también crecimiento genuino y desarrollo económico armónico.

En primer lugar, gobernar con consenso. Aún teniendo mayoría parlamentaria y poder político, es menester atender a las necesidades de quienes se verán afectados por tales medidas, contruyendo una potencial democracia participativa, teniendo como norte el menor sacrificio posible y el mayor bienestar social. No es un papel menor el de la oposición, que deberá colaborar en todas aquellas medidas que sean atinentes a dicho bienestar, sin interponer intereses partidarios o individuales. Respetando las reglas de juego de la democracia, las únicas diferencias radicarán en el plano de las ideas. Que es como debe ser.

En segundo lugar, fomentar un federalismo de concertación, tal como lo había empezado uno de los mas grandes estadistas argentinos, Arturo Frondizi. Este federalismo respetará las necesidades propias de las provincias,las cuales a su vez deberán hacerlo con respecto a los entes públicos menores,como municipios y comunas. Asi también, será necesario reemplazar un sistema de coparticipación como el actual, que responde a necesidades de caja del gobierno nacional, favoreciendo el clientelismo con el trabajo de millones de argentinos.

En tercer lugar, una política exterior independiente y racional, dejando las pasiones de lado, atendiendo a las necesidades del país sin resignar nuestro derecho como país libre y soberano.

Por último, y no menos importante, un gobierno que se dedique a eso, a gobernar, y no a construir poder. Al menos, no abusiva y alevosamente, como hemos sido testigos. Bien dijo Maquiavelo "aquel que deja lo que se hace por lo que se debería hacer conserva más su ruina que su preservación". Leyendo en el contexto, en un gobierno con legitimidad y consenso como el que pretendemos, no sería esto necesario. La decisión mas racional pasa siempre por la elección del mal menor. Y en este caso, sabemos que el consenso es el mal menor. Nuestros vecinos parecen haberlo entendido mejor que nosotros.

lunes, 5 de octubre de 2009

Metas


No está mal soñar de vez en cuando. Divagar, ilusionarse, tener esperanzas. Y mucho menos, si para materializar los deseos sólo necesitamos fe y un poco de voluntad. Creo que éste es el caso.

Con un panorama pesimista cual el de un gobierno que sin legitimidad aprovecha el poder restante para seguir dañando y satisfaciendo sus caprichos, donde el caos de piquetes, huelga de empleados de Terrabusi, niveles alarmantes de pobreza e indigencia ocultos, me puse a pensar en cuanto tiempo necesitaríamos para alcanzar todo nuestro potencial como país. Reflexionando un poco, llegué a la conclusión que el tiempo en definitiva no importa. No, no preguntemos cuanto falta , sino si estamos en la senda correcta. Que mientras sepamos que estamos trabajando por el mañana, tengamos un mínimo necesario de conciencia ciudadana y republicana, y nuestros representantes no sean más que dignos expositores de dicha conciencia, no hay meta que no podamos alcanzar.

Miremos nomás a nuestros vecinos. Brasil, Chile, Uruguay, ninguno de ellos ha logrado el desarrollo pleno de sus potencialidades. Sin embargo ( y hoy se ve claramente con la designacion de Rio como sede de Juegos Olímpicos) Brasil está a punto de ser la potencia del cono sur. Uruguay y Chile no se quedan atrás. Basta cruzar la frontera argentino-chilena para ver la diferencia tán solo en sus rutas. Y con respecto a Uruguay, la importancia que se le da a la educación y alfabetización digital es algo de lo que deberíamos imitar.

Es una cuestión que lleva su tiempo, pero ánimo que sucederá . Sucederá cuando la clase política, en su conjunto, comprenda la importancia de la institucionalidad como condición sine qua non para avanzar, y se comprometa a renunciar al uso y beneficio de medios lacras para obtener y mantener poder. Cuando el sector empresarial deje de buscar la ganancia fácil y espuria para producir por su propio bien y el del país, sin depender del dinero público sino de su propia inventiva y capacidad. Cuando la sociedad renuncie al facilismo intelectual y moral, y de lugar a una sociedad que mire a largo plazo el interés colectivo, y a una una íntima relación entre las normas y su propia observancia .

Es hora de empezar a andar el camino. Para que los sueños sean menos fantasía. Para que estemos más cerca de nuestras metas, que no importa si efectivamente las alcanzamos: importa que las tengamos clara.
free counters

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El Estado, el Bien sobre la Tierra.

Sostenida por quienes están actualmente en el poder, y por sus ingenuos seguidores,la arcaica y vetusta concepción de que toda intervención estatal es positiva para la comunidad toda, parece estar cobrando fuerza en cerebros pocos críticos.

El estado, como ente corporativo, parece no haber abandonado su carácter divino, tal cual era concebido en tiempos lejanos. No, por el contrario, parece que para los estatistas, no hay excesiva intervención, sencillamente porque el Estado nunca obra de más. El estado es , al final de cuentas , la sociedad entera y sus actos no son nunca contrarios al interés de esta.

Ingenuamente, muchos de quienes sostienen esto desconocen que bajo esa misma concepción se justificaron episodios gravísimos, en nuestro país, y en el mundo entero. En nuestro país, ejemplo paradigmático, el terrorismo de Estado. A nivel mundial, hay muchos, pero uno de los más contundentes ha sido el Tercer Reich. El estado alemán, decían sus partidarios, siempre actúa para proteger a la laboriosa y superior raza germana de la vil opresión sionista.

Bien decía Alberdi, " la omnipresencia del Estado es la negación de la libertad individual". La realidad es que las experiencias que los argentinos hemos tenido con estados absolutos, o semi-absolutos no han sido positivas. Paradójicamente, es de remarcar el hecho de que aún luego de la crisis del 2001 con un Estado hecho trizas, la Argentina haya salido a flote gracias al esfuerzo de miles de productores que poniendo el hombro, no se resignaron a perderse en el pesimismo colectivo.

Será eso lo que les cuesta entender a quienes torpemente apoyan aquellas medidas que benefician a unos pocos , bajo el pretexto de ser naturales ramificaciones del bondadoso árbol del Estado.

martes, 8 de septiembre de 2009

A.A. : Apáticos Argentinos


Los argentinos tenemos una grave carencia como sociedad. Una carencia que eterniza de una manera cruel y voraz el atraso y el estancamiento socio-económico. Una carencia que permite un caldo de cultivo de corruptos y sinvergüenza. Una carencia que, en resumen, puede ser la causa de todos nuestros males. Esta carencia, no es mas ni menos que la apatía.
Probablemente, mucho habrá profundizado esta carencia el Proceso, con el "no te metas", haciendo que la población se recluya en temas que no excedan lo cotidiano y lo mundano, priorizando temas que rozaban - y excedían- lo banal. Así, en esos tiempos el fútbol era -y debía ser- una prioridad para los hombres, para las mujeres, las conversaciones de peluquería sobre el nuevo novio de la vecina de la otra cuadra eran la ocasión de mayor injerencia en la sociedad.
Cayó la dictadura, Alfonsín, democracia, libertad de expresión. ¿Y la apatía? Igual. O casi. El desprecio y desinterés por la política, lo público y las decisiones que nos afectan a todos como conjunto fue evidente. El pensamiento " los políticos son todos chorros, ladrones y corruptos" se arraigó de una manera tan fuerte en la mentalidad argentina que enorgullecería a cualquier anarquista. A tal punto que cuando llegó el menemato, y el conocimiento público de una corrupción que se hacía mas que evidente, la población , viendo años de bonanza económica ,pareció tranquilizarse diciéndose a sí misma que "roban, pero hacen". Es decir, una total despreocupación por la conducta de quienes nos representan , sumados a una subestimación de un mal que tanto nos aflije como la corrupción.
¿Y hoy en día? Con un gobierno que trata de endulzar a los ciudadanos con "fútbol gratis", que amedrenta cualquier proyecto que solucione los gravísimos problemas que nos agobian - pobreza a niveles alarmantes, estancamiento económico, medio ambiente en peligro con mamarrachos como el veto a la ley de glaciares- los argentinos nos quedamos rezagados, apáticos nuevamente, frustrados, dejándonos que nos mojen la oreja, descreyendo de la política y , lo que es peor , de la democracia y de la república.
No podemos negar que este panorama es desolador. Sin embargo, y afortunadamente, hay luces al final de tanta oscuridad ; luces que indefectiblemente tornarán el panorama oscuro y aterrador actual , por uno reluciente y ameno, como el que realmente merecemos.
Estas luces son :
*el acompañamiento de la ciudadanía al sector más productivo de la economía nacional, el campo, en la lucha por la defensa de sus legítimos intereses contra el ultraje concentrador de los Kirchner.
* La desconfianza al gobierno actual, manifestada tan abiertamente en las últimas elecciones.
* La existencia de campañas emprendedoras por parte de particulares ( como Greenpeace en el caso de la ley de glaciares) que demuestran una mayor participación de gran parte de la población.
* La presencia de jóvenes emprendedores que demuestran que la salida de argentina está en ellos y en su capacidad e ingenio. Demuestran, en definitiva , que hay una salida a nuestros problemas, y que serán quienes los respalden los que merecen la confianza perdida de la ciudadanía, y con esta, la apatía será un problema del pasado.
Sin dejar de apelar a la responsabilidad ciudadana ( que en última instancia es siempre individual) considero que podemos llegar alto. Mucho más alto de lo que estamos ahora. No sólo podemos, debemos. Es hora de que el nuevo cambio político ( el que se dio en Junio ) comprenda esto. Serán ellos los que decidan si el cambio comienza ya, o si nuevamente tendremos que conformarnos con una sociedad mayormente pesimista, y con apatía.

martes, 1 de septiembre de 2009

Alerta: ciudadanos responsables




Vivimos en un país en el cual no escasean personas que se consideren dignos discípulos de Nicolás Maquiavelo. Ya sea por una cuestión de ambición personal o mera supervivencia - o ambas- , el genio florentino ha "legado"en un extremo rincón del mundo miles y miles de ahijados . Y esta suerte de padrinazgo no se limita a una cuestión meramente política . No, muy por el contrario : se ha extendido a casi todos los ámbitos de la vida cotidiana, no dejando sector o actividad - desde la "porca" política hasta eclesiásticos o profesores universitarios - que escape de este maquiavelismo fácil tan arraigo en nuestra cultura argenta. Y digo maquiavelismo fácil -tomando la expresión del prof. Carlos Floria-, ya que es la interpretación mas vulgar y equívoca de la filosofía de Maquiavelo. Es decir, la errónea frase de que fin justifica los medios , lamentablemente tomada , y usada , por los pseudo-ahijados del maestro de Florencia. Expresión que no se condice con el espíritu de un hombre profundamente republicano como Maquiavelo, quien buscaba una Italia unificada y respetuosa de sus instituciones. Expresión tomada muy a pecho por quienes , degradados moralmente, se tomaron el trabajo de degradar también institucionalmente a la Argentina.


Dijo Maquiavelo : "Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen
a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar
". Precisamente, el objetivo de este blog es ayudar a los eventuales lectores a no dejarse engañar, a poder reconocer la paja del trigo, a poder dar cuenta a quienes, como yo, creemos que el camino para la Argentina no consiste en soluciones mágicas, sino en un largo y sinuoso camino hacia la institucionalidad, que es lo que se esconde detrás de una realidad presentada cual espejitos de colores. Y, que al igual que a éstos, tengamos la cabeza suficiente como para no comprarla.