lunes, 5 de octubre de 2009

Metas


No está mal soñar de vez en cuando. Divagar, ilusionarse, tener esperanzas. Y mucho menos, si para materializar los deseos sólo necesitamos fe y un poco de voluntad. Creo que éste es el caso.

Con un panorama pesimista cual el de un gobierno que sin legitimidad aprovecha el poder restante para seguir dañando y satisfaciendo sus caprichos, donde el caos de piquetes, huelga de empleados de Terrabusi, niveles alarmantes de pobreza e indigencia ocultos, me puse a pensar en cuanto tiempo necesitaríamos para alcanzar todo nuestro potencial como país. Reflexionando un poco, llegué a la conclusión que el tiempo en definitiva no importa. No, no preguntemos cuanto falta , sino si estamos en la senda correcta. Que mientras sepamos que estamos trabajando por el mañana, tengamos un mínimo necesario de conciencia ciudadana y republicana, y nuestros representantes no sean más que dignos expositores de dicha conciencia, no hay meta que no podamos alcanzar.

Miremos nomás a nuestros vecinos. Brasil, Chile, Uruguay, ninguno de ellos ha logrado el desarrollo pleno de sus potencialidades. Sin embargo ( y hoy se ve claramente con la designacion de Rio como sede de Juegos Olímpicos) Brasil está a punto de ser la potencia del cono sur. Uruguay y Chile no se quedan atrás. Basta cruzar la frontera argentino-chilena para ver la diferencia tán solo en sus rutas. Y con respecto a Uruguay, la importancia que se le da a la educación y alfabetización digital es algo de lo que deberíamos imitar.

Es una cuestión que lleva su tiempo, pero ánimo que sucederá . Sucederá cuando la clase política, en su conjunto, comprenda la importancia de la institucionalidad como condición sine qua non para avanzar, y se comprometa a renunciar al uso y beneficio de medios lacras para obtener y mantener poder. Cuando el sector empresarial deje de buscar la ganancia fácil y espuria para producir por su propio bien y el del país, sin depender del dinero público sino de su propia inventiva y capacidad. Cuando la sociedad renuncie al facilismo intelectual y moral, y de lugar a una sociedad que mire a largo plazo el interés colectivo, y a una una íntima relación entre las normas y su propia observancia .

Es hora de empezar a andar el camino. Para que los sueños sean menos fantasía. Para que estemos más cerca de nuestras metas, que no importa si efectivamente las alcanzamos: importa que las tengamos clara.

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