sábado, 10 de octubre de 2009

Una nueva forma de gobierno: de la imposición al consenso.

Está claro, aún para los mas obtusos y testarudos, que comienza una renovación del poder. Las elecciones de Junio fueron una concretización de síntomas que se manifestaron con anterioridad , siendo el mas conocido de éstos el gran malestar civil por la política de retenciones.

Ahora bien, sea cual sea el signo político que detentará el poder proximamente, deberá realizar un cambio en la manera de gobernar, para que haya tanto estabilidad y fortaleza institucional ( principalmente de la mano de la legitimidad ciudadana) como también crecimiento genuino y desarrollo económico armónico.

En primer lugar, gobernar con consenso. Aún teniendo mayoría parlamentaria y poder político, es menester atender a las necesidades de quienes se verán afectados por tales medidas, contruyendo una potencial democracia participativa, teniendo como norte el menor sacrificio posible y el mayor bienestar social. No es un papel menor el de la oposición, que deberá colaborar en todas aquellas medidas que sean atinentes a dicho bienestar, sin interponer intereses partidarios o individuales. Respetando las reglas de juego de la democracia, las únicas diferencias radicarán en el plano de las ideas. Que es como debe ser.

En segundo lugar, fomentar un federalismo de concertación, tal como lo había empezado uno de los mas grandes estadistas argentinos, Arturo Frondizi. Este federalismo respetará las necesidades propias de las provincias,las cuales a su vez deberán hacerlo con respecto a los entes públicos menores,como municipios y comunas. Asi también, será necesario reemplazar un sistema de coparticipación como el actual, que responde a necesidades de caja del gobierno nacional, favoreciendo el clientelismo con el trabajo de millones de argentinos.

En tercer lugar, una política exterior independiente y racional, dejando las pasiones de lado, atendiendo a las necesidades del país sin resignar nuestro derecho como país libre y soberano.

Por último, y no menos importante, un gobierno que se dedique a eso, a gobernar, y no a construir poder. Al menos, no abusiva y alevosamente, como hemos sido testigos. Bien dijo Maquiavelo "aquel que deja lo que se hace por lo que se debería hacer conserva más su ruina que su preservación". Leyendo en el contexto, en un gobierno con legitimidad y consenso como el que pretendemos, no sería esto necesario. La decisión mas racional pasa siempre por la elección del mal menor. Y en este caso, sabemos que el consenso es el mal menor. Nuestros vecinos parecen haberlo entendido mejor que nosotros.

lunes, 5 de octubre de 2009

Metas


No está mal soñar de vez en cuando. Divagar, ilusionarse, tener esperanzas. Y mucho menos, si para materializar los deseos sólo necesitamos fe y un poco de voluntad. Creo que éste es el caso.

Con un panorama pesimista cual el de un gobierno que sin legitimidad aprovecha el poder restante para seguir dañando y satisfaciendo sus caprichos, donde el caos de piquetes, huelga de empleados de Terrabusi, niveles alarmantes de pobreza e indigencia ocultos, me puse a pensar en cuanto tiempo necesitaríamos para alcanzar todo nuestro potencial como país. Reflexionando un poco, llegué a la conclusión que el tiempo en definitiva no importa. No, no preguntemos cuanto falta , sino si estamos en la senda correcta. Que mientras sepamos que estamos trabajando por el mañana, tengamos un mínimo necesario de conciencia ciudadana y republicana, y nuestros representantes no sean más que dignos expositores de dicha conciencia, no hay meta que no podamos alcanzar.

Miremos nomás a nuestros vecinos. Brasil, Chile, Uruguay, ninguno de ellos ha logrado el desarrollo pleno de sus potencialidades. Sin embargo ( y hoy se ve claramente con la designacion de Rio como sede de Juegos Olímpicos) Brasil está a punto de ser la potencia del cono sur. Uruguay y Chile no se quedan atrás. Basta cruzar la frontera argentino-chilena para ver la diferencia tán solo en sus rutas. Y con respecto a Uruguay, la importancia que se le da a la educación y alfabetización digital es algo de lo que deberíamos imitar.

Es una cuestión que lleva su tiempo, pero ánimo que sucederá . Sucederá cuando la clase política, en su conjunto, comprenda la importancia de la institucionalidad como condición sine qua non para avanzar, y se comprometa a renunciar al uso y beneficio de medios lacras para obtener y mantener poder. Cuando el sector empresarial deje de buscar la ganancia fácil y espuria para producir por su propio bien y el del país, sin depender del dinero público sino de su propia inventiva y capacidad. Cuando la sociedad renuncie al facilismo intelectual y moral, y de lugar a una sociedad que mire a largo plazo el interés colectivo, y a una una íntima relación entre las normas y su propia observancia .

Es hora de empezar a andar el camino. Para que los sueños sean menos fantasía. Para que estemos más cerca de nuestras metas, que no importa si efectivamente las alcanzamos: importa que las tengamos clara.
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